Friday, April 17, 2009
From Heaven and Away from Hell
It's dark and there is no sound around her. Some hours before the traffic, before the millions of steps and voices that corner every thought or feeling, making her feel like a perfect clock but not a person. Right now is just how her skin strokes against the bedsheets, his breathing, the simple explosion of sensations that the brush of one body with another cause. A long, narrow mirror shows everything she loves to hate. She opens her arms to let her towel fall, some bruises and the shape a lot of men and women have flattered to the point of producing the question if such looks are a blessing or a curse. It's amazing how a simple caress to the cheek gives this feeling. How is it possible? There's nothing like it. The worst part is that the job, her dad, everything fades so easily just at the simple hearing of the right voice and words. It's as the addiction is the fact of scaping everything for merely some seconds of pure bliss that take her away from whatever serves as a reminder of all the things she doesn't have; the promises she forgot and everything else wired into her brain deep inside but away, buried somewhere within her, avoiding direct contact in order to make her dig in herself, as if looking for a treasure without a map but with infinite clues. Where does this need come from? Why does such intensity and pleasure come with all this guilt? Walks to the window, which produces a vertigo that seems somewhat appealing, specially now. She can't help crying feeling used, unable to enjoy without feeling nasty. Darkness fades around, the dawn with it's noise begin, a shower will help hide the streams on her face.
Wednesday, March 25, 2009
En vista de la Realidad
Vivimos en un país pequeño que trata de encontrar la manera de ser el más cercano al primer mundo, con una ciudad atestada de vehículos, remedos de super-edificios y la absurda esperanza de ser un país con un equipo de futbol mundialista.
Hace unas horas nuestra ciudad principal, mi área de residencia, acepto someterse en pánico luego de varios ataques fácilmente calificables de terroristas. Muchos esperaban ver al ejercito en las calles, el anuncio de alguna forma de acción por parte del Presidente que les mostrara a todos que se tenia que vivir en un sentimiento de emergencia. Que el terror que se sentía era lo único que se podía aceptar y definitivamente, la única opción.
Universidades y negocios decidieron cerrar y permitir que reinara la zozobra. La hora pico se adelanto a media tarde y sin contar con todos los medios de transporte normal, la gente se traslado a sus hogares. Solo para que en la siguiente mañana, todo regresara a una relativa normalidad. Relativa pues todo el mundo espera un motín en la ciudad. Alguna forma de caos que recuerde los de hace unos 20 años, cuando niñas con vestido color rosa y un pañuelo que les cubriera el rostro tiraban piedras a letreros y vitrinas de cualquier comercio a su paso. También la época de historias de horror tan comunes en las que todos sabían de alguien a quien, alguna forma de autoridad, lo había asaltado, atacado o secuestrado y la palabra política o expresión personal eran prácticamente blasfemias o parte del peor o más estúpido vocabulario posible.
A mi juicio la actitud de la mayoría de lideres, especialmente de varios centros educativos privados, era de aceptar el miedo y nada más, de recordar esos momentos de horror de hace 20 años y decirle a la gente que se fuera a esconder a sus casas, a rezar porque no les cayera el cielo encima.
En horas de la tarde, la gente encontró más de una forma de transporte de igual manera como lo hubiera hecho en su momento habitual de regreso al hogar. El transporte público sigue siendo limitado pero no imposible. Y como fuera posible la emergencia se cubrió. Eso fácilmente muestra que es posible ser más organizados, estar mucho mejor preparados y ser capaces de prevenir más que reaccionar. Me refiero a que antes de vivir en pánico, es posible vivir con más orden. Con la misma fuerza que se organizan vehículos para servir como transporte público de emergencia, un grupo de resistencia para protestar por una injusticia, también es posible que nos organicemos para poder combatir mejor la delincuencia.
No se trata de que todos tengamos armas, no todos podemos pagarlas, pero si de saber quienes las tienen, para saber como organizarnos y poder reaccionar, ser capaces de vivir y saber como auxiliar y pedir auxilio. Conocer a nuestras autoridades y hacerlas parte de nuestras vidas. No creo que sea un mundo perfecto ni una utopía, solo que no veo otra solución real. Muchos esperan un conflicto, algún tipo de levantamiento armado y un derramamiento de sangre que pare en la muerte de prácticamente cualquier delincuente. Llaman a acciones por parte de un Estado represivo que inevitablemente llevaría a otra forma de terror colectivo y probablemente peor que lo que vivimos ahora. Probablemente un conflicto no sea evadible, pero no es lo único que se tiene que hacer, y no solo es el Gobierno el responsable. Definitivamente, todo pueblo tiene a los gobernantes que se merece. Si todo el mundo quiere mandar, y buscamos a un mejor tata (patriarca) cada vez que podemos, pues este atenderá mejor nuestros deseos y pasiones no se puede esperar mucho; nadie tiene derecho a exigir por lo que no quiere ni se molesta en producir.
Hace unas horas nuestra ciudad principal, mi área de residencia, acepto someterse en pánico luego de varios ataques fácilmente calificables de terroristas. Muchos esperaban ver al ejercito en las calles, el anuncio de alguna forma de acción por parte del Presidente que les mostrara a todos que se tenia que vivir en un sentimiento de emergencia. Que el terror que se sentía era lo único que se podía aceptar y definitivamente, la única opción.
Universidades y negocios decidieron cerrar y permitir que reinara la zozobra. La hora pico se adelanto a media tarde y sin contar con todos los medios de transporte normal, la gente se traslado a sus hogares. Solo para que en la siguiente mañana, todo regresara a una relativa normalidad. Relativa pues todo el mundo espera un motín en la ciudad. Alguna forma de caos que recuerde los de hace unos 20 años, cuando niñas con vestido color rosa y un pañuelo que les cubriera el rostro tiraban piedras a letreros y vitrinas de cualquier comercio a su paso. También la época de historias de horror tan comunes en las que todos sabían de alguien a quien, alguna forma de autoridad, lo había asaltado, atacado o secuestrado y la palabra política o expresión personal eran prácticamente blasfemias o parte del peor o más estúpido vocabulario posible.
A mi juicio la actitud de la mayoría de lideres, especialmente de varios centros educativos privados, era de aceptar el miedo y nada más, de recordar esos momentos de horror de hace 20 años y decirle a la gente que se fuera a esconder a sus casas, a rezar porque no les cayera el cielo encima.
En horas de la tarde, la gente encontró más de una forma de transporte de igual manera como lo hubiera hecho en su momento habitual de regreso al hogar. El transporte público sigue siendo limitado pero no imposible. Y como fuera posible la emergencia se cubrió. Eso fácilmente muestra que es posible ser más organizados, estar mucho mejor preparados y ser capaces de prevenir más que reaccionar. Me refiero a que antes de vivir en pánico, es posible vivir con más orden. Con la misma fuerza que se organizan vehículos para servir como transporte público de emergencia, un grupo de resistencia para protestar por una injusticia, también es posible que nos organicemos para poder combatir mejor la delincuencia.
No se trata de que todos tengamos armas, no todos podemos pagarlas, pero si de saber quienes las tienen, para saber como organizarnos y poder reaccionar, ser capaces de vivir y saber como auxiliar y pedir auxilio. Conocer a nuestras autoridades y hacerlas parte de nuestras vidas. No creo que sea un mundo perfecto ni una utopía, solo que no veo otra solución real. Muchos esperan un conflicto, algún tipo de levantamiento armado y un derramamiento de sangre que pare en la muerte de prácticamente cualquier delincuente. Llaman a acciones por parte de un Estado represivo que inevitablemente llevaría a otra forma de terror colectivo y probablemente peor que lo que vivimos ahora. Probablemente un conflicto no sea evadible, pero no es lo único que se tiene que hacer, y no solo es el Gobierno el responsable. Definitivamente, todo pueblo tiene a los gobernantes que se merece. Si todo el mundo quiere mandar, y buscamos a un mejor tata (patriarca) cada vez que podemos, pues este atenderá mejor nuestros deseos y pasiones no se puede esperar mucho; nadie tiene derecho a exigir por lo que no quiere ni se molesta en producir.
Saturday, January 3, 2009
They came to talk.
I should start by describing the room; white, perfectly padded so I don't run against the wall and crush my skull; nor that the rocking movement that I make sometimes and that can become violent, ends up being bloody. They've restrained my arms, and since the last time I tried to use my teeth to open my veins, I don't think they're going to let me feed myself for a while. Schizophrenia, they said. Which has provided me with enough drugs to start the 60's all over again, it makes mom cry every time she comes to visit, and makes dad spend some thousands. He hasn't come much. It's really difficult to create a routine in here. The meals are my only help right now, the meals and the footsteps outside. I know it must be late since I haven't heard any footsteps for a while now. What kind of drugs have they given me? With what purpose?
-It's supposed to cure you.
Now he's talking. Staring at me, standing. He moves very elegantly, all dressed in black and sits in front of me with his legs crossed and his back perfectly straight. Those dark eyes hurt just by looking at them, but the smell rips my nose apart. Sulfur, today is not so intense. Some days it's made me puke or run just to try to get away. The smell fades, his eyes are now just threatening, but I don't feel like they could look from the inside of me.
-You are sick, you need medications to make you normal again. They don't know that you've never been normal.
Coming from him that was sweet. My mother used to say that I had imaginary friends. But we talked, hugged and fought. I could feel their arms, the fists on my face, remember them smiling and the million laughs and stories they told me. But mom kept telling me they were not real, so I started to ignore them. First they stopped talking to me. Then after a year or so, they would only show from a certain distance and look at me like expecting a reaction. Some years passed, and then, all of the sudden I could see, talk and feel again, but it couldn't be real.
-It's supposed to cure you.
Now he's talking. Staring at me, standing. He moves very elegantly, all dressed in black and sits in front of me with his legs crossed and his back perfectly straight. Those dark eyes hurt just by looking at them, but the smell rips my nose apart. Sulfur, today is not so intense. Some days it's made me puke or run just to try to get away. The smell fades, his eyes are now just threatening, but I don't feel like they could look from the inside of me.
-You are sick, you need medications to make you normal again. They don't know that you've never been normal.
Coming from him that was sweet. My mother used to say that I had imaginary friends. But we talked, hugged and fought. I could feel their arms, the fists on my face, remember them smiling and the million laughs and stories they told me. But mom kept telling me they were not real, so I started to ignore them. First they stopped talking to me. Then after a year or so, they would only show from a certain distance and look at me like expecting a reaction. Some years passed, and then, all of the sudden I could see, talk and feel again, but it couldn't be real.
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